martes, 25 de junio de 2013

Cómo ser John Malkovich


Hace algún tiempo vi el comienzo de la película Cómo ser John Malkovich. Era uno de esos días en los que andaba cambiando de cadena y, sin querer, me topé con una película interesante. Aquella vez no pude terminarla. No me acuerdo del porqué. Aunque sí que recuerdo que antes de tener que dejar de verla me estaba gustando mucho, especialmente por la originalidad de su propuesta.

Ahora he tenido ocasión de verla entera. Es innegable que es una de las películas más originales que haya visto, quizá un poco absurda y surrealista, pero original 100%. Aunque es una película que no me ha terminado de calar (me refiero a ese fenómeno que ocurre cuando continúas dando vueltas y vueltas a la cinta varios días después de verla), creo que sí merece alguna mención por mi parte.

Cómo ser John Malkovich es del año 1999, del director Spike Jonze, un cineasta que según he visto ha dirigido más vídeos musicales que películas. Está protagonizada por John Cusack, Cameron Díaz, Catherine Keener y John Malkovich, el cual hace de sí mismo (o de algo parecido). Me ha gustado especialmente la interpretación de Catherine Keener, una actriz a la que nunca he echado cuentas, pero que el hecho de haberla visto recientemente en tres películas (Capote, The Oranges y ésta), en tres roles tan distintos, ha provocado que le preste una especial atención. En este caso encarna a la seductora Maxine, un papel con tintes de mujer fatal que le sienta como un guante. Se hace creíble que el propio John Malkovich caiga rendido a sus pies.

Creo que la película va perdiendo fuelle conforme se desarrolla. Es el problema de las películas originales, que cuando han conseguido encandilarte, les resulta muy difícil mantenerte con la boca abierta sin que de ésta termine saliendo algún bostezo. En mi opinión, Cómo ser John Malkovich acaba cayendo en el absurdo, acaba enredándose demasiado sobre sí misma hasta el punto de que el interés y la sorpresa caen con cierto estrépito. De todas formas, es una película que no sólo se deja ver, sino que se deja disfrutar. Es necesario y hasta enriquecedor que se hagan películas de este tipo. No seré yo quien cargue contra ella más de lo estrictamente imprescindible.

P.D.- Prestad especial atención a los cameos de Charlie Sheen. Su conversación con John Malkovich no tiene desperdicio.

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