viernes, 19 de julio de 2013

Agnosia

Una buena historia en una película que no acaba de funcionar.


Seguro que si hubiera visto el tráiler de Agnosia antes que la película, se hubiera generado dentro de mí una expectación que, con posterioridad, se hubiera transformado inevitablemente en decepción. A priori parece una película muy interesante: buena fotografía, excelente ambientación y una trama inquietante cuyo eje central es una extraña enfermedad que afecta a la percepción. Todos los ingredientes necesarios para que una película me llame la atención.

Sin embargo, tras ver Agnosia, únicamente puedo concluir con cierta desazón que el resultado final es fallido. La película de Eugenio Mira no está a la altura del guión, que firma Antonio Trashorras, un crítico habitual de la revista Fotogramas. Una vez más estamos ante una historia interesante que no está bien contada. La cinta carece de persuasión, ese elemento tan importante en la literatura y en el cine para que el lector o espectador se crea la historia, por muy inverosímil que sea.

Al fiasco general contribuyen unos actores que —cómo decirlo— no hacen bien su trabajo. Félix Gómez está desastroso, muy poco creíble. De Eduardo Noriega sólo puedo decir que está muy por debajo de sus posibilidades. Posiblemente, la única que se salve, aunque tampoco haga una interpretación para tirar cohetes, sea Bárbara Goenaga. Y sospecho que se salva porque tiene un físico adecuado para el papel, lo cual no puede decirse lo mismo de Félix Gómez y Eduardo Noriega. Nadie, por mucha agnosia que padezca, los confundiría. Menos aún en los momentos de intimidad, aunque sólo sea por la diferencia de altura de los dos actores.

Además de las interpretaciones, falla el ritmo. No puede ser que una trama en la que no falta la acción genere momentos de aburrimiento. Pero sobre todo, hay un problema manifiesto de credibilidad. Y cuando no te crees lo que te cuentan, todo lo demás deja de tener sentido.

Una pena, en los tiempos que corren no andamos sobrados de buenas historias para malgastarlas en hacer una película que no convence, que no emociona, que no persuade. Falla la persuasión, falla la película.

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