jueves, 27 de noviembre de 2014

Mamá

¡Horror: Otra oportunidad perdida!

Desde hace algunos años tengo la costumbre de ver una película de miedo la noche de Halloween. Lo sé. Soy perfectamente consciente de las muchas críticas arrojadas, con mayor o menor fundamento, por haber adoptado como propia esta tradición yanqui. Pero qué quieren que les diga, a mí me parece una fiesta muy divertida para los críos y, como adulto que soy, tengo que reconocer cierta fascinación por la estética de monstruos y fantasmas. Además, no creo que Halloween venga a suplantar ninguna fiesta patria. De la festividad del Día de los Santos no conozco más tradición que comer huesos de santo y buñuelos y acordarse o ir a visitar a los seres queridos a unos cementerios que, atestados de gente, pierden todo su encanto. Por otra parte, qué demonios, en el actual mundo globalizado en que casi todo lo que consumimos proviene de algún otro rincón del planeta, donde cualquier pensamiento o comentario puede traspasar todas las fronteras en cuestión de segundos y donde una crisis surgida al otro lado del océano ha causado la ruina de muchos de mis vecinos, tengo claro que si tengo que importar algo de fuera, que al menos sea una fiesta. Y que me quiten lo bailao. Y el que nunca se haya bebido una Coca-Cola que tire la primera piedra y lo grabe en youtube, que seguro que será trending topic mundial.

Pero a lo que íbamos. El cine de terror es un género extraño, ya que, no me pregunten por qué, normalmente son películas de baja calidad y que presentan demasiados tópicos un tanto cansinos y previsibles. Sin embargo, he de reconocer que este género ha dado algunos de los títulos más interesantes de la historia de la cinematografía, así como alguna de mis películas favoritas, léase El resplandor o El exorcista.

Tenía clara la película que tocaba para esta noche de Halloween, ya que el año pasado se había quedado en el tintero. Les hablo de Mamá, la cinta producida por Guillermo del Toro y dirigida por Andrés Muschietti, basada en un corto (muy corto) del mismo director. Después de haber escuchado hablar bien de ella, este año tenía su gran oportunidad.

Debo confesar que el inicio es prometedor, y el argumento se antoja muy interesante. Lo resumiré rápidamente: Un padre huye con sus dos hijas pequeñas y, tras un accidente del coche en el que viajan, terminan en una cabaña abandonada en el bosque. El padre muere esa misma noche —no diré cómo— y las niñas sobreviven supuestamente solas durante cinco años, lo que les lleva a convertirse en niñas lobo, niñas salvajes. Cuando su tío y la novia de este finalmente logran dar con ellas y se las llevan a casa, descubren que las niñas no estuvieron realmente solas en la cabaña. Y hasta aquí lo que puedo contar.

La inclusión de niñas salvajes en una película de terror me parece una idea soberbia, porque las niñas, concretamente la más pequeña, es la que de mejor forma logra poner los pelos de punta. Hay un par de sustos con ella de protagonista que son de lo más espeluznante. Pero, a partir de ahí, la cinta toma la senda de lo previsible y empieza a asumir como propios todos los tópicos de las mediocres películas de miedo. Y ni la presencia de Jessica Chanstain —la actriz pelirroja ganadora de un Globo de Oro y que aquí está irreconocible con una melena morena y una estética de rockera— ni del guaperas de Nikolaj Coster-Waldau —uno de los malos malísimos de Juego de Tronos— logran enderezar una historia que acaba sucumbiendo víctima de sus propios errores. La transformación del personaje de Annabel —el que interpreta Jessica Chanstain— y la estética de la cinta está entre lo más destacable. Sin embargo, el final, excesivamente lírico, deja un regusto amargo y demasiado frecuente, el de otra buena historia que no se consigue llevar a buen puerto. Otra oportunidad perdida. Otra buena historia que se acaba desinflando.

Como curiosidad, decir que el actor que interpreta a Mamá es español (Javier Botet) y que su peculiar físico provocado por el síndrome de Marfan le ha llevado a participar en películas como REC o varias cintas de Álex de la Iglesia. Y poco más. Ahora toca empezar a pensar en la próxima peli de miedo para la noche de Halloween del año que viene…¿alguna proposición siniestra?

6 comentarios:

  1. Amigo Nacho, tengo que recomendarte "Déjame entrar", película sueca de Thomas Alfredson; una historia romántica a caballo entre el cine de vampiros y de acoso escolar, en la que los protagonistas son un niño y su nueva y misteriosa vecina. Ver, por supuesto, la versión original de 2008.

    Por otro lado, una película mucho más desasosegante: "Expediente Warren (The Conjuring)". Miedito del bueno.
    Un abrazo.

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    1. Estimado Óscar/María del Mar: Tomo nota de tu recomendación. Lo de una peli a caballo entre el cine de vampiros y el acoso escolar da un pelín de repelús, vamos, de ganas de hacerse el sueco, pero viniendo de ti le daremos una oportunidad. En cuanto a "Expediente Warren" fue la peli vista en la noche de Halloween del año pasado. Y recuerdo que no estuvo nada mal...

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    2. Yo también recomiendo "Déjame entrar" pero sólo la versión original sueca. Está bien realizada pero el libro es más crudo e inquietante. Lo prefiero.
      Buena semana.

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    3. Muchas gracias Elena por comentar en este blog. Te haremos caso; primero leeremos el libro y luego veremos la película sueca. De aquí a la noche de Halloween del año que viene hay tiempo de sobra. Saludos.

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  2. cierto, el género es bastante mediocre o previsible... también son 2 de mis favoritas de todos los tiempos la de Friedkin y Kubrick... la última que me gustó fue la primer Saw, me resultó original, pero estamos hablando de hace muchos años ja... salu2...

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  3. Gracias de nuevo JLO. Nunca pensé que la serie de Saw mereciera la pena. Siguiendo tus recomendaciones, le daremos una oportunidad a la primera. Un abrazo.

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