¡Horror: Otra oportunidad perdida!

Desde hace algunos años tengo la costumbre de
ver una película de miedo la noche de Halloween. Lo sé. Soy perfectamente
consciente de las muchas críticas arrojadas, con mayor o menor fundamento, por
haber adoptado como propia esta tradición yanqui. Pero qué quieren que les
diga, a mí me parece una fiesta muy divertida para los críos y, como adulto que
soy, tengo que reconocer cierta fascinación por la estética de
monstruos y fantasmas. Además, no creo que Halloween venga a suplantar ninguna
fiesta patria. De la festividad del Día de los Santos no conozco más tradición
que comer huesos de santo y buñuelos y acordarse o ir a visitar a los seres
queridos a unos cementerios que, atestados de gente, pierden todo su encanto.
Por otra parte, qué demonios, en el actual mundo globalizado en que casi todo
lo que consumimos proviene de algún otro rincón del planeta, donde cualquier
pensamiento o comentario puede traspasar todas las fronteras en cuestión de
segundos y donde una crisis surgida al otro lado del océano ha causado la ruina
de muchos de mis vecinos, tengo claro que si tengo que importar algo de fuera,
que al menos sea una fiesta. Y que me quiten lo bailao. Y el que nunca se haya bebido una Coca-Cola que tire la
primera piedra y lo grabe en youtube, que seguro que será trending
topic mundial.
Pero a lo que íbamos. El cine de terror es un
género extraño, ya que, no me pregunten por qué, normalmente son películas de
baja calidad y que presentan demasiados tópicos un tanto cansinos y previsibles.
Sin embargo, he de reconocer que este género ha dado algunos de los
títulos más interesantes de la historia de la cinematografía, así como alguna de mis
películas favoritas, léase El resplandor
o El exorcista.
Tenía clara la película que tocaba para esta noche de Halloween, ya que el año pasado se había quedado en el tintero. Les hablo de Mamá, la
cinta producida por Guillermo del Toro y dirigida por Andrés Muschietti, basada
en un corto (muy corto) del mismo director. Después de haber escuchado hablar
bien de ella, este año tenía su gran oportunidad.
Debo confesar que el inicio es prometedor, y
el argumento se antoja muy interesante. Lo resumiré rápidamente: Un padre huye
con sus dos hijas pequeñas y, tras un accidente del coche en el que viajan,
terminan en una cabaña abandonada en el bosque. El padre muere esa misma noche
—no diré cómo— y las niñas sobreviven supuestamente solas durante cinco años,
lo que les lleva a convertirse en niñas lobo, niñas salvajes. Cuando su tío y
la novia de este finalmente logran dar con ellas y se las llevan a casa,
descubren que las niñas no estuvieron realmente solas en la cabaña. Y hasta
aquí lo que puedo contar.
La inclusión de niñas salvajes en una película
de terror me parece una idea soberbia, porque las niñas, concretamente la más
pequeña, es la que de mejor forma logra poner los pelos de punta. Hay un par de
sustos con ella de protagonista que son de lo más espeluznante. Pero, a partir
de ahí, la cinta toma la senda de lo previsible y empieza a asumir como propios
todos los tópicos de las mediocres películas de miedo. Y ni la presencia de
Jessica Chanstain —la actriz pelirroja ganadora de un Globo de Oro y que aquí está
irreconocible con una melena morena y una estética de rockera— ni del guaperas
de Nikolaj Coster-Waldau —uno de los malos malísimos de Juego de Tronos— logran enderezar una historia que acaba
sucumbiendo víctima de sus propios errores. La transformación del personaje de
Annabel —el que interpreta Jessica Chanstain— y la estética de la cinta está entre lo más destacable. Sin embargo, el final, excesivamente
lírico, deja un regusto amargo y demasiado frecuente, el de otra buena historia
que no se consigue llevar a buen puerto. Otra oportunidad perdida. Otra buena historia que se acaba desinflando.
Como curiosidad, decir que el actor que
interpreta a Mamá es español (Javier Botet) y que su peculiar físico provocado
por el síndrome de Marfan le ha llevado a participar en películas como REC o
varias cintas de Álex de la
Iglesia. Y poco más. Ahora toca empezar a pensar en la próxima peli de
miedo para la noche de Halloween del año que viene…¿alguna proposición
siniestra?